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LUCY VIVAS TOP MODEL VENEZOLANA RADICADA EN CHILE ES ENTREVISTADA POR COSAS LA REVISTA ELITE DE CHILE.

Lucy Vivas: "No creo en el amor a distancia"

Habiendo conquistado algunas de las pasarelas más importantes del planeta, esta maniquí venezolana optó por radicarse en Chile. No sólo porque se encantó con la calidad de vida y tranquilidad del país, sino que también porque encontró el amor, un galán ciento por ciento nacional.

La venezolana Lucy Vivas, nacida y criada en Caracas, vivió hasta los 18 años en su país y luego comenzó a viajar. Su tremenda belleza caribeña, sus generosas curvas y sus carnosos labios lograron que entrara fácilmente al competitivo mundo de la moda.

Su primera estadía fue en Madrid. Ahí alcanzó a estar algunos meses y gozó de una seguidilla de buena suerte que logró que quedara seleccionada en cuanto casting postuló. Ya estaba decidida, sería una maniquí. Había comprobado que podía tener éxito incluso en el mercado europeo y tenía prácticamente todo el mundo para conquistar. Aun así, no se dejó llevar por sus impulsos y decidió volver a su tierra natal para estudiar y tener un título bajo la manga con el cual enfrentar el futuro. Paralelamente a su carrera de administración de empresas, hizo múltiples campañas gráficas que la llevaron a ser una reconocida modelo en su país.

“El primer comercial de mi vida fue Doritos, muy teenager. El primer auto me lo compré a los 18, y como conseguí mi propio dinero, el modelaje fue una profesión que me quedó gustando”, cuenta con su acento cantadito.

También confiesa que su mamá siempre estaba al lado suyo “por si acaso”. Una vez que finalizó los estudios, decidió viajar por tres meses a México segura de que allá podría tener muchas más posibilidades que en Venezuela para surgir como una verdadera top model. No se equivocó, y en vez de tres meses, se quedó varios años. El país azteca se convirtió en su segunda casa y Ciudad de México, en su plataforma para saltar a las principales pasarelas del planeta.

INDUSTRIA VENEZOLANA DE LA BELLEZA

Antes de comenzar su internacionalización, pudo conocer de cerca la poderosa industria de la belleza venezolana que ha conquistado cinco Miss Universo y cinco Miss Mundo. “En mi país toman la belleza bastante en serio”, reflexiona. Todo surgió por Osmel Sousa, mítico presidente de Miss Venezuela, quien enfocó el certamen como un lucrativo negocio e hizo su propia academia que prepara a las niñas desde muy pequeñas. Ahí aprenden dicción, desplante, idioma, cómo defenderse y todo el teje y maneje para obtener la corona.

Cuando Lucy tenía 18, como sabía que la organización de Miss Venezuela financiaba cirugías estéticas a las postulantes, decidió inscribirse con el único fin de “hacerse una manito de gato” completamente gratis. En todo caso, su objetivo no llegó a buen puerto cuando tuvo que firmar que se comprometía a participar en todas las actividades para convertirse en una miss.

“Nunca me sedujo estar ahí. En los castings tienes que estar sonriendo y saludando. Yo caminaba y me decían, ‘sonríe, no seas tan modelo’, y simplemente no me salía bien. Eso fue lo más cerca que estuve de estos concursos y me di cuenta de que no era lo mío”.

Otro de los hitos en su carrera de modelo fue haber participado en una campaña de Emporio Armani en Milán. Para la prestigiosa firma realizó un catálogo de lentes, “una megaproducción”, que le fascinó, aunque considera que el mundillo de la moda europeo es tan competitivo que no vale la pena desangrarse tanto para ganar un espacio propio.

UN AMOR CHILENO

Al llegar a nuestro país, le pasó lo mismo que con México, incluso con más intensidad. Vino en una fugaz visita “para conocer el mercado”, y ahora está pensando radicarse.

Lo que la atrajo –antes de conocer a su actual pololo chileno, el vocalista de “De Sharkicann’s”– fue “lo lindo y tranquilo del país”. “En Nueva York, México y Milán era rumba todo el tiempo. Me gustó lo organizado de acá, la calidad de vida. De todo lo que he conocido es lo que más me ha fascinado y apenas llegué, me dije, ‘algún día me gustaría vivir en Chile’. La gente está en su onda, como los neoyorquinos. Nadie se mete con nadie e igual tienen ese sabor latino”.

A su novio lo conoció hace tres veranos en Maitencillo. “El es más reservado que yo y eso me encantó. Los venezolanos son los típicos dicharacheros, hacen bulla todo el tiempo y son bastante arrogantes. Mi novio, en cambio, es misterioso, calladito y comprensivo. No el típico machista mexicano”.

Admite que siempre le costó formalizar relaciones debido a sus muchos viajes. “No creo en el amor a distancia”, dice. Apenas conoció al chileno, le contó que pronto partiría a Sudáfrica. “El me dijo, ‘te acompaño’, y yo feliz”. Desde entonces han viajado juntos por una gran cantidad de destinos y consolidan una relación que ya lleva tres años.

Lucy está tan encantada con nuestro país que –incluso– quiere quedarse, aunque no encuentre un trabajo estable. Además, Santiago perfectamente puede ser su plataforma para su vida profesional; por ejemplo, en pocos días parte a Islas Canarias a hacer una sesión de bikinis. Trabajará apenas tres días y lo que ganará no es poco.

“Quiero vivir acá. Creo que me compraré un departamento y viviré de las rentas. También deseo estudiar diseño gráfico. Realmente quiero vivir acá”, insiste.

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muy bella.. me cae genial este chilenotongue.gif gracias por la info no sabia de ella

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