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//////Ivian Sarcos, Miss Mundo 2011, hoy en TODO EN DOMINGO de EL NACIONAL//////


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El momento de Ivian

Una niñez marcada por la ausencia de sus padres y una adolescencia encaminada a seguir el rumbo religioso marcaron la vida de la venezolana que ahora ostenta el título de Miss Mundo. Quienes la acompañaron en esa travesía relatan algunos aspectos de una vida signada por la disciplina y una fe inamovible en el poder divino

Isbel Delgado [email protected] ­

Fotografías: Sergio Di Francesco @francescophoto

Maquillaje y estilismos: Marco Govea /Moncho ­

Accesorios: George Wittels ­

Vestuario: Roberto Cavalli, Gucci, BCBG, Dior y Mariela Guzmán ­

Traje de baño: Fady Castro

Una niña morena de cabello oscuro camina por los pasillos del colegio Santa María Micaela de San Carlos, estado Cojedes. Se desplaza imaginando que los pasadizos que transita son pasarelas infinitas.

No camina, desfila. Y aun cuando en ese momento parezca que su sueño es poco probable de realizar, unos años después se le vería desfilando en la mayor ­y más mediática­ pasarela de este país: El Miss Venezuela. La representante del estado Amazonas, que desde el principio había estado en la mira de periodistas y especialistas en belleza como una de las favoritas, logró coronarse como la soberana que representaría al país en el Miss Mundo. Y en Londres, una ciudad desconocida para ella, con un idioma que no dominaba, logró nuevamente llamar la atención y ganar una corona que acredita al país como el mayor poseedor de títulos en ese certamen. El día anterior, antes de que el mundo la viera caminar con su vestido rosado, Ivian Sarcos habría dicho que al día siguiente se haría la voluntad de Dios. Más que el triunfo de la belleza, para ella triunfó la fe.

Del convento a la pasarela

Suele decirse que los hechos de la niñez pueden determinar el resto de la vida. Ivian Sarcos debió aprender desde pequeña a lidiar con la pérdida ­sus padres murieron cuando tenía ocho años­ y a practicar la disciplina y la perseverancia como métodos para lograr sus objetivos. Pero también a ejercer la fe como modo de vida. Tanto así, que la actual Miss Mundo consideró consagrarse a la vida religiosa.

Aminta de León, directora del colegio Santa María Micaela, lo explica: "Ella era una niña maravillosa. Siempre fue extrovertida atenta, cariñosa, pendiente de sus actividades, una excelente estudiante. Si iba a recibir una clase de bordado, costura o combadwordción, ella decía que lo tenía que hacer bien porque no sabía qué le iba a tocar hacer en la vida. Era muy disciplinada y de las que les gustaba estar en el colegio. Los sábados le rezaba a la Virgen de Coromoto con una concentración y un respeto impresionante. Vimos esa mística pero sólo ella podía decidir si quería ser monja o no". Y aunque al principio dijo que sí, le tocó asumir que su destino iba por un camino muy distinto.

Después de terminar el bachillerato en San Carlos, y de intentar estudiar Administración de Empresas ­no pudo continuar porque no podía pagarlo­, Ivian decidió viajar a Caracas y comenzar a estudiar en la Universidad Central de Venezuela.

En un encuentro fortuito con Jesús Tovar ­cazatalentos y actual representante de la miss­ surgió la oportunidad de ponerla en contacto con Osmel Sousa. Tovar cuenta cómo ocurrió todo: "Ella llegó a Caracas y vivía con una señora en El Valle. La conocí mientras paseaba en el Sambil y hubo feeling. Ella estaba buscando otro sitio para vivir y la llevé a mi casa. Vivía con mi hermana y mi mamá, como una familia, que era lo que ella quería. Comenzamos a prepararla y cuando sentí que estaba lista, se la llevé a Osmel".

Después de ingresar en la lista de candidatas y de asignarle oficialmente el estado Amazonas, comenzó un nuevo reto: la preparación para lograr coronarse como la nueva soberana nacional.

Giselle Reyes, la sempiterna profesora de pasarela del Miss Venezuela ­conocida también por su rigurosidad y disciplina­, narra las peripecias de Sarcos en un mundo desconocido para ella, el de la belleza: "Osmel me la mandó antes del Miss Venezuela para que la preparara. Me dijo que iba a ser monja, que no era tan coqueta y yo le empecé a dar clases en la academia. El primer día de clases llegó sin maquillaje, con el pelo largo, como las niñas de la provincia y me pareció bellísima así. Cuando las niñas vienen a participar en el Miss Venezuela hay que enseñarles disciplina, pero ella ya venía con eso. Creo que tiene que ver con su educación en el convento".

Su participación en el concurso ­pero sobre todo, el favoritismo que había sobre ella como la potencial ganadora del certamen­ trajeron toda clase de comentarios. Que era la más operada, que ninguna de sus compañeras le hablaba. Reyes cree que se trata de situaciones que se repiten año tras año cuando una chica destaca en el grupo: "Ella llegó siendo favorita, y las muchachas no son ciegas, ellas saben quién es su competencia. Yo nunca vi que no le hablaran. Al contrario, Ivian era amiga de muchas, es muy cariñosa, muy dulce. De hecho, más que su profesora éramos amigas, hablábamos de todo".

Durante el concurso, Ivian parecía tener claro su futuro: ganar. Ser la primera finalista nunca fue una opción. Tovar lo cuenta: "Ella me decía que aspiraba ser Miss Venezuela, nunca se vio como primera finalista. Si no ganaba el plan era irse a vivir en el extranjero para aprender otros idiomas e incursionar en el medio artístico". Pero inesperadamente llegó en el segundo lugar, lo que la convertía en la representante venezolana en el Miss Mundo. Y lo que comenzó como algo no deseado terminó por convertirse en su mayor pasaporte al éxito: "Ella se sintió un poco desplazada por eso. La organización Miss Venezuela siempre le dedica más tiempo a la preparación del Miss Universo, pero igual nos preparamos. Estuve con ella en el Miss Mundo, en Londres. Ella disfrutó todo, no andaba en competencia malsana, pero desde el primer momento destacó. Antes de llegar hablábamos por teléfono y la sentía cabizbaja, pero cuando llegamos se comenzó a sentir apoyada y a partir de allí nunca sintió que iba a perder, aunque estaba preparada para cualquier resultado. Cuando ganó pensé que Dios era justo. Era como un premio a todo lo que había vivido".

En una conversación telefónica días después de haber obtenido el título de Miss Mundo, Ivian relató su experiencia desde Londres. "Todo valió la pena. El esfuerzo que se hizo, hacer las cosas con un sentido y elevar nuestra fe. Me di cuenta de que la perseverancia lo es todo. Hay momentos en que no creo que soy Miss Mundo, es algo que se anheló mucho. Me despierto, me levanto y pienso: `ahora soy la sexta Miss Mundo venezolana’. No es fácil, pero tengo que creérmelo, me lo recuerda la gente que me rodea". Sin duda, la vida de Ivian Sarcos ha dado un vuelco inesperado.

Afrontar pérdidas irreparables y aprender a ganar las cosas con esfuerzo forjaron el carácter de quien a sus 22 años ostenta el título como la mujer más bella del mundo. La chica despistada que delira por un plato de caraotas pasó por encima de la adversidad para forjar su destino: "Yo soñaba con tener una casa, una familia, no con ser una reina. Mi mundo era tener un trabajo, un hogar, pero si esto pasó era parte de mi vida. Ahora hay que aprovechar la oportunidad. Todo sucede por algo".

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