/// Entrevista de Revista Vistazo a Maria Verito Vargas///

[Miguel Equador]

Los seis meses que han pasado desde la elección de Miss Ecuador no han sido en vano. Hay en María Verónica Vargas, nuestra representante a Miss Mundo en Londres, una joven más segura, dispuesta a dar lo mejor de sí. Tiene 22 años, sin novio, ni medidas perfectas, pero sí una buena contextura como ella confiesa. Es una reina que impresiona a su paso porque ha aprendido a caminar con esa coquetería y contoneo propio de nuestra raza latina. Y como para recalcar sus virtudes agrega: “Y voy totalmente natural, porque en el concurso aprecian eso”.

María Verónica dice que se ha preparado fotográficamente con Johana Collantes, oficial del Miss Ecuador. “He puesto personalmente mi propio empeño, lo hice desde que ingresé al concurso, yo mismo me lancé sin ningún tipo de auspicios. Ese hecho frenó a mi padre que es un militar que no gana tanto dinero. Al referirse a su padre Frank Vargas Serrano, hijo del general Frank Vargas Pazzos, habla con emoción. “Por sus méritos ha sido designado edecán presidencial y por ese hecho, nos mudamos en 24 horas de Manta a Quito. Ahora se pasa la vida viajando. Es el único de la familia que quiere llegar a general, como su padre. Es un hombre sensible que ha dedicadosu vida a nosotros, sus hijos. Sé que pronto se irá a Turquía. Siempre me habla del presidente Correa, quien se interesa por mi participación en Londres, pero a quien todavía no conozco”.

Esa espontaneidad con la que habla es propia de esta joven que nunca se creyó hermosa. “Yo sabía que no tenía posibilidades mayores, no poseía un buen vestuario hasta que un día el coreógrafo Nelson Parra me dijo “tú no entiendes la belleza que tienes”, y él junto al maquillador Eliberto Rodríguez pusieron fe en mí, he tratado de no defraudarlos. Parra le ha enseñado el baile amazónico que llevará como uno de sus talentos al concurso, “pero mi fortaleza radica en que siempre he sido auténtica, me faltaba meterme en la cabeza que yo era regia y por eso he asistido todos estos meses a una terapeuta, que me enseñó a valorarme como persona, a subir mi autoestima, porque yo he estado como guardada en mis sentimientos, pero ella me ha ayudado a aclarar las cosas”. Y qué le pareció a usted la participación de Claudia Schiess en Brasil, le preguntamos. “Ella no perdió, es nuestra Miss Universo, nuestra barbie nacional, siempre contó con el favoritismo del público y las encuestas, porque es una mujer que se auto educa día a día, que se preparó a conciencia. La organización de Donald Trump, a lo mejor tuvo otros intereses a la hora de elegir, pero nadie puede negar que el nombre del Ecuador sí se escuchó”.

Todos los años, nos llenamos de entusiasmo y no pasa nada con nuestras representantes, le comentamos. “Cada vez nos acercamos más. Ecuador está cerca de una corona, hay que ser positivos. Claudia nos hizo soñar esta vez”. Bueno ese es el capítulo de ella, pero las esperanzas ahora se posan en usted, ¿de qué forma va a competir en Londres? ¿También se preparó en el exterior? “Qué va, considero que en Venezuela se hacen reinas muy producidas, pero opacan la parte humana. Aquí tenemos lo que necesitamos. Si quiero aprender a peinarme, no necesito ir a otro país, simplemente me esfuerzo y así lo he hecho con Antonio Sepúlveda. En cuanto a lo intelectual, estoy a punto de concluir mi carrera de periodista. La gran lección de vida y el impulso que una necesita en estas competencias me lo ha dado mi abuelo Frank. Cuando vio la portada anterior me dijo ‘Si usted tiene un abdomen marcado, ¿por qué Vistazo no le ha resaltado esos cuadritos?’ Él me enseñó a usar el machete oxidado y al hacerlo me dijo: ‘aprenda a defenderse, porque si el ladrón no muere del golpe, con esto morirá de tétanos’. Él es brillante. Un día cocinó, pero a mí no me dio de comer, ‘Usted va representar al país, debe cuidarse’ me dijo, y yo lo escucho porque es un hombre de 76 años que sube a pie los 14 pisos del edificio CCNU, en Quito, y que tiene una hijita de cinco años, ¿qué le parece?”.

También sostiene que su familia es una bendición. “A pesar de la separación de mis padres, ninguno de los dos me ha descuidado. Mi madre y su esposo Jan Keneth irán a apoyarme en Londres la noche final. Ella siempre me ha inyectado fortaleza y en los momentos difíciles, me ha dicho ‘tienes que seguir’. Soy una reina que no ha tenido missólogo, que he hecho mis cosas con esfuerzo, no llevo lo último en la moda, pero tengo ya en la cabeza el concepto de ser reina, de ser amable y mirar directamente a los ojos. Tenga la seguridad de que me haré sentir”.

Si la belleza, como dicen los expertos se mide en la armonía de las proporciones en la relación altura, que en el ideal está en 1.75, con respecto a la cintura que debe ser de 60 centímetros, pues estamos frente a una mujer físicamente muy bella.

[Miguel Equador]