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José Manuel Hernández (JMH): Cuéntanos la experiencia que tuviste en la escuela primaria.

Marilyn Chagoya Triana (MCT): El hecho de que hoy esté apoyando a la Fundación en Movimiento obedece a que en quinto y sexto primaria tenía sobrepeso. Pesaba 82 kilos y media 1,62, en comparación con mis compañeros era enorme. Todos los niños me molestaban y me hacían burla. Me dejaban recados en el pupitre, me decían “gorda” o “monstruo” y no me aceptaban en ningún círculo.

En ese momento, no entendía qué tanto daño me causaba esa situación. Yo lo dejé pasar, me aislaba de la gente porque sentía su rechazo. Llegaba a mi casa y mi familia pasaba por un mal momento. Había pleitos entre mis padres y lo único que hacía era refugiarme a llorar. Me acostumbré a estar sola y sentía que nadie me quería. Yo mismo no me aceptaba. Hoy en día lo veo de otra manera. En el fondo, el acoso escolar de que fui víctima lo percibo como una forma de salir adelante.

 

JMH¿Llegó a afectar tu rendimiento académico?

 

MCTSí, afectó mis calificaciones. Un día llegué al salón de clases, después de un festejo con motivo del día de las madres y en mi pupitre pegaron un mensaje: “Eres una gorda” y me dejaron sándwiches mordidos. Lloré y me deprimí mucho. Los maestros sólo pedían calma, pero no iban más a fondo. Yo sabía quiénes eran, pero me quedaba callada porque temía que si los acusaba me iría peor.

En algún momento ya no quería ir a la escuela. Quería irme a vivir a un orfanato. Había días en los que me hacía la enferma para no asistir a clase. Bajo cualquier pretexto dejaba de ir y eso se reflejó en mi aprovechamiento.

Es difícil que un niño sepa hasta dónde es una broma, pero un adolescente se da cuenta. Si un niño está aislado generalmente es porque se trata de un problema real. Puede ser en la escuela o en su propia casa.

Uno de los problemas que más me afectó es que mis papás peleaban enfrente de mí. Es algo que debe corregirse. No existe un manual para ser un buen padre y tener un hijo exitoso, pero de los errores se aprende. Y el que tuvimos como familia fue que esa situación no me dio la confianza para comentarles lo que estaba pasando. No quería que se divorciaran y prefería quedarme callada.

Si hay un niño que se aísla y baja sus calificaciones de la noche a la mañana, de un día para otro deja de comer, se pone nervioso si lo tocas, se aísla o tiene siempre la mirada clavada en el suelo es que le está pasando algo. Ese es el momento adecuado para que los maestros y los padres los ayuden a fin de que se sientan protegidos.

 

 

JMH¿Cómo pasaste de una faceta en que fuiste víctima a otra en la que asumiste el papel de victimaria?

 

MCTEn la secundaria fue diferente. De ser víctima del bullying, lo ejercí. Comencé a molestar a mis compañeras y compañeros. Quizá como una manera de desquitarme de todo lo que me había pasado en la primaria. Me decía: “Ahora yo los molesto”. De la noche a la mañana había tenido un cambio físico drástico. Ya no estaba en las mismas condiciones físicas que en la primaria. Había adelgazado y estaba más alta, pero también se me subió mucho el ego.

Desgraciadamente lo hice y eso es algo que lamento mucho. Fue hasta tercero de secundaria que me di cuenta del daño que les hacía a mis compañeros. Lo primero que pensé es que ellos no tenían la culpa de lo que había sufrido. Sentía que todos tenían que hacer lo que decía. Yo era la líder. “Aquí nadie me va a hacer menos”, pensaba. Y por querer ser la mejor causé daño a mis compañeros.

 

JMH¿Cómo te sentías?

 

MCT: Cuando ejercí bullying me llenaba de satisfacción molestar a alguien. Me sentía completa y me hacía sentir fuerte, con don de mando, aparentando que era una persona perfecta. Llegué a estar en el cuadro de honor por mis calificaciones, pero en realidad estaba hueca. Mantenía una tristeza interna que no podía sacar. Como joven uno no sabe el daño que puede causar. Por eso me he sumado a los esfuerzos que realiza la Fundación en Movimiento.

 

JMH¿Qué experiencia te ha dejado tu participación en esta organización civil?

 

MCT: Cuando fue mi reinado como belleza de Veracruz me dediqué a apoyar a una fundación que daba asistencia a asilos para la gente de la tercera edad. Durante mi estancia en la Ciudad de México comencé a buscar fundaciones para niños a fin de apoyarlas. Una de ellas era la Fundación en Movimiento. Me interesó porque trabaja para erradicar el bullying.

La oportunidad que da ser la representante de Nuestra Belleza en un certamen internacional es poder darles un mensaje a los niños y a los adolescentes. Apoyo a la Fundación participando en conferencias a partir de mi experiencia y también me integro a las terapias. Muchos niños se me han acercado a través de las redes sociales para platicarme sus experiencias. Fui víctima y victimaria y para mí es una gran satisfacción ofrecer apoyo para prevenir y detectar conductas relacionadas con el acoso escolar.

 

JMH¿Qué opinas del incidente ocurrido en la escuela de Sonora?

 

MCT: Hoy en día siete de cada 10 niños sufren bullying y nuestro país se encuentra en el primer lugar en este rubro. Es vergonzoso que no pongamos atención a esto. Ya es hora de que se haga algo y nos preguntemos qué está pasando con los niños y los adolescentes. Algo sucede que no están cumpliendo con el objetivo de estudiar. Hay que hacer mucho y necesariamente se tiene que reforzar la educación en nuestro país para que los niños crezcan con una formación sólida y aspiren a una vida mejor.

JMH¿Crees que deben apretar el paso las autoridades educativas?

 

MCT: Creo que ya se están realizando acciones, pero siento que se tiene que mejorar el nivel académico en las escuelas. Tengo confianza en que el nuevo proyecto que emprenderán funcionará, porque la educación es muy importante para México.

 

 

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